lunes, 12 de julio de 2010

Soy un gran remador”


Por Florencia Canale

Rodrigo Guirao Díaz entra a la cafetería palermitana y la clientela femenina –mayores y teens– gira su cabeza para clavarle la mirada. Guirao camina y sonríe: asiente ante las señoras que se preguntan si se trata del joven que calentó a Araceli González en Amas de casa desesperadas y del futbolista ingenuo de Botineras, engañado por Damián De Santo. El babyface deslumbró a una directora de la RAI, que lo eligió para protagonizar la miniserie italiana Tierra rebelde. Cuando habla de su trabajo, se muestra apasionado.

–¿Cómo se lleva con la italianidad?

–Bien, se está apoderando de mí.

–¿Habla italiano ya?

–No, aprendí a escucharlo. Recién ahora empecé a estudiar y no sé muy bien cómo armar las frases. Si me hablan, entiendo. Salvo cuando lo hacen muy rápido entre ellos. Me la pierdo, no puedo entrar nunca en la conversación.

–Pero si hablan mal de usted, entiende.

–Seguro. Hay unas palabras clave, que usan siempre. Lo primero que aprendí fueron las malas palabras.

–¿Cómo fue la experiencia de grabar una tira italiana en la Argentina?

–Hay una presión que desaparece. Se da en la RAI, en prime time, todo lo que quieras, pero no sale en la Argentina. También me pasó cuando hice Amas de casa desesperadas para Colombia. Me permito equivocarme un poco más.

–¿El que no lo conozcan afuera es mejor para su trabajo?

–Yo creo que sí. Igual, con esto puede pasar o nada o todo.

–¿Y si pasara todo, se mudaría a Italia?

–La producción está apostando bastante a eso. De hecho ya quieren reservar la opción de Tierra rebelde II para marzo del próximo año. Y ya están hablando de otra miniserie de dos capítulos, una historia nacional italiana de un aviador.

–Usted es el galán de una historia italiana y es argentino.

–Yo me sorprendí. Hay muy buenos actores allá y con el physique du rol para eso. Me pareció raro.

–¿Dónde lo vieron?

–Hice un casting. Tuve que hacer dos escenas muy difíciles.

–¿Y cómo lo hizo? ¿Tenía un traductor?

–El casting fue imposible. La directora me hablaba en italiano y yo no entendía nada. Vino con cinta adhesiva y me encintó las manos. Tenía que estar preso pero no hacía lo que ella quería. Le pedí hacer lo que yo quería. Aprendí muchísimo de ella. Fui al casting para que me conocieran. Nunca pensé que iba a ser el protagonista.

–¿Tenía, como en Hollywood, su propio motor-home?

–Sí. Igual la compartíamos con los otros actores. No me daba. Éramos cuatro ahí adentro y había una cosa de compañerismo. Uno hacía mate, éramos muy compañeros.

–Usted está cumpliendo el sueño de los actores locales. Ser exitoso afuera.

–Sí, y si hay suficiente trabajo para mí en el exterior, me voy. Es algo muy interesante. Las posibilidades, las puertas que se me abren.

–Usted explotó hace tres años en Amas de casa desesperadas. No hace tanto tiempo.

–Soy un gran remador, pero tuve muchos altibajos.

–¿Y cómo hace para pasar el bajón?

–Confiando en mí. Tenés que tener algo para aportar.

–¿Usted lo tiene?

–Creo que sí. Pero hay que lucharla siempre.

–¿Qué hace mientras no trabaja?

–Un secreto que encontré, lo que a mí me sacó sano de todo esto, es la música. Toco la guitarra, primero fui músico. Me gusta coleccionar guitarras, ensayo con amigos, toco muy seguido en algún bar, con perfil bajo. La música es mi cable a tierra. Salgo de grabar horas y agarro mi guitarra, un par de cervezas, y es como mi psicólogo. Siempre es bueno tener algo más en qué pensar. La actuación tiene que ser un juego. Cuando empieza a entrar demasiado la cabeza, estás perdido.

–¿Le parece?

–Actuando tenés que ser un chico.

–¿Y puede?

–Recién ahora empecé a aprender. Aprendí mucho con esta directora.

–¿La pasó mal alguna vez en el medio?

–Sí, la competencia es muy fuerte. Pero trabajo desde los 16 años, en la calle, de electricista. Mi familia nunca tuvo un buen pasar y yo los ayudé desde chico. Tengo un pasado que nadie puede imaginar. Así como me ves ahora, si me faltan el respeto en un trabajo, pongo límites.

–¿Su cara fue un impedimento a la hora de conseguir personajes de carácter?

–Yo me di cuenta de que la imagen es muy importante. Un plano dice miles de cosas. Pero sí, es cierto. En escenas de carácter yo tengo que poner el triple que uno que tiene cara con carácter. Yo sé que tengo algo un poco ingenuo. En esta miniserie, cuando tenía que matar gente, me preguntaba: “¿La gente me va a creer?”. Porque los melodramas, si no los hacés bien, dan comedia. Te hacen reír y es un papelón.

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