lunes, 12 de julio de 2010

El derecho a la identidad va mucho más allá del terrorismo de Estado"


Por PABLO MONTANARO

Neuquén > "Con análisis o sin análisis estamos cada vez más cerca de alcanzar la verdad", afirmó Pablo Llonto, abogado querellante en la causa por la identidad de Felipe y Marcela Noble, los hijos adoptivos de la dueña de Clarín.
Llonto brindó el sábado una charla en esta ciudad acerca del desarrollo de la causa que después de muchos años de silencio "tomó estado público" y criticó el accionar de Gabriel Cavallo, defensor de Ernestina Herrera de Noble.

¿Cómo entra en esta causa?
Me contacta un tío de Roberto Lanuscou, quien junto a su esposa Bárbara Miranda, ambos cordobeses, militaban en Montoneros, tenían tres hijos, Bárbara de 5 años y Roberto de 4 años y una beba de seis meses que nació en 1976, antes del golpe. Producido el golpe se fueron a Acassuso en la provincia de Buenos Aires donde servicios de inteligencia del Ejército los encuentran y el 2 de septiembre atacan la casa, matan al matrimonio y a dos de los hijos, llevándose a la beba que se llama Matilde Lanuscou. El tío de Roberto me pidió que intervenga en la causa que estaba iniciada de antes porque la primera denuncia sobre las irregularidades en la adopción de Felipe y Marcela la hizo Ana Elisa Feldman de Jaján en 1995, esposa de Emilio Jaján quien mantuvo con Ernestina de Noble una disputa económica que finalmente perdió.

Precisamente, Ernestina de Noble admitió que Marcela y Felipe podrían ser hijos de desaparecidos.
Sí. El 11 de enero de 2003 publicó en el diario un texto bajo el título “Carta abierta de la directora de Clarín” donde admite que Marcela y Felipe pueden ser hijos de víctimas de la represión ilegal. Uno de los párrafos de la carta dice: “Muchas veces he hablado con mis hijos sobre la posibilidad de que ellos y sus padres hayan sido víctimas de la represión ilegal”. Esa carta la escribió unos días después de haber estado en la cárcel por adulterar los expedientes de adopción de Marcela y Felipe.

¿Le parece que están jugando sus últimas cartas?
El peso de Clarín está logrando dar pelea hasta el último segundo, ahora con otra estrategia como poner ropa contaminada, impedir que Marcela y Felipe den sangre. Son los últimos intentos pero uno no conoce todas las cartas que tienen en la mano. No es casual que en su desesperación cambien otra vez de abogado contratando a Gabriel Cavallo.

Un ex juez federal con cierta fama en el campo de los derechos humanos, que dictó la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Así es. Cavallo actuó en la restitución de otros hijos de desaparecidos. Pero no sólo contratan a este abogado sino también a la ex directora del Banco Nacional de Datos Genéticos. Recurren a dos hábiles maniobrantes que conocen muy bien el terreno para ver que trampas se les ocurre. Lo hemos visto en estos últimos días cuando todos esperábamos los resultados del análisis y aparece un informe diciendo que las ropas estaban contaminadas. Estos hechos empiezan a explicar las suposiciones que tenemos. Pareciera que todo va camino a la impunidad, morirán tratando de que nunca se sepa la verdad. Pero creo que estamos cada vez más cerca de conocerla.

Precisamente, Cavallo hace unos días dijo que aunque los resultados diesen positivos, quiere el hueso.
No se entiende si quiere los huesos de los abuelos, si pide los huesos de los desaparecidos. Sea el de los abuelos o el del desaparecido la verdad es que muestra el grado de locura en esta carrera por lograr impunidad. Eso de salir a decir que él no cree en el análisis y que va a pedir una contraprueba choca hasta con su propia historia: ¿por qué no cuestionó esto cuando era juez y aparecía con las Abuelas de Plaza de Mayo? Ahí sí que no le importaba los huesos. Su estudio jurídico es el único en la Argentina que tiene el caso de la ciudadana alemana Elisabet Kaesemann, secuestrada por la dictadura militar en 1977, y por otro lado son contratados para defender a una posible apropiadora.

¿Está convencido que Marcela y Felipe son hijos de desaparecidos?
Me han empujado al convencimiento. En el expediente tenemos diecisiete indicios que señalan que son hijos de desaparecidos. El indicio más fuerte, no prueba, es la carta escrita por Ernestina de Noble y a esto se le agregan testimonios de personas que escucharon a Héctor Magnetto y a Rogelio Frigerio, quien manejaba Clarín en 1976. Después está el indicio mayor, el de la lógica más pura y elemental: si no tienen nada que ver por qué se niegan a hacerse el análisis.

¿Qué reflexión hace de las declaraciones de Mirtha Legrand, quien hizo gestiones con el ex ministro del interior Albano Harguindeguy por su sobrina secuestrada durante la última dictadura?
Confirma que Harguindeguy y el aparato del Ministerio del Interior tenían las listas de los desaparecidos como alguna vez se jactó el propio militar de tenerlas. Esa lista debe estar en algún lado, de hecho en Tucumán hace un mes aproximadamente apareció una de las listas de los desaparecidos con el destino que tuvo cada uno. Seguramente Harguindeguy tuvo la lista de desaparecidos y sus destinos.

¿Se sabrá la verdad, cuál es su intuición?
Estoy convencido que se sabrá la verdad. Con análisis o sin análisis estamos cada vez más cerca de lograrla. Comparándolo con una carrera de 100 metros, estamos en los 10 metros finales. Si no logramos saberlo nosotros lo van a lograr otros porque el movimiento de derechos humanos empezó con las madres y las abuelas pero hoy tienen hijos, hermanos y mucha más gente que está ayudando en todo el país aportando datos, y en esta causa se están acercando datos.

Causa, que como otras, está en juego el derecho a la identidad.
Por lo menos este caso ha servido para que mucha gente comprenda que el tema del derecho a la identidad si bien se cruza con el derecho a la intimidad, es un derecho que tiene aspectos colectivos. No solamente es la persona, en este caso Felipe y Marcela, que tienen el derecho a saber de quienes son hijos, hay familias que están detrás de este derecho y hay una sociedad que también tiene derecho a conocer el origen de identidad de los demás. Por ejemplo, si no existiera este derecho de la sociedad de conocer la identidad el documento nacional de identidad no existiría, uno podría ir al Registro de las Personas y decir “no quiero dejar mis huellas digitales, tengo derecho a que nadie me obligue a poner mi dedo en una almohadilla para que se registre mi huella digital”. Otro ejemplo, hace un mes y medio Felipe fue padre, su hija va a ir creciendo y en algún momento le preguntará quiénes son sus abuelos paternos, maternos, y dónde están. ¿Qué le va a decir Felipe o Ernestina de Noble? ¿Le van a decir que no tiene derecho a saberlo? Por otra parte hoy se necesita la información genética para curar un montón de enfermedades. En este sentido, pueden poner en riesgo la propia salud de su descendiente porque se niegan a saber quiénes son sus padres.

Un derecho a la identidad que tiene una dimensión mucho más amplia.
En ninguno de los ejemplos que mencioné hablé del tema de los desaparecidos. Muchos creen que esta causa es una cuestión política o de venganza. Acá lo que debe entenderse es que el derecho a la identidad va mucho más allá del tema del terrorismo de Estado.

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