El juez federal Norberto Oyarbide sostuvo que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, tuvo un papel clave en la asociación ilícita montada para realizar escuchas ilegales: esconder a los espías dentro del régimen gubernamental a su cargo.
Eso sostuvo en el fallo en que procesó a Macri, firmado el viernes pasado, cuyos fundamentos fueron dados a conocer ayer.
Según Oyarbide, el jefe de gobierno les dio a Jorge Palacios (”Fino”), a quien designó al frente de la Policía Metropolitana, y a Ciro James, que obtuvo un contrato en el Ministerio de Educación porteño, una “paga segura mensual” y el carácter de funcionarios públicos. “Intentó así -afirma el fallo- enmascarar a ciertos componentes del aparato paraestatal de espionaje, del cual resultó ser miembro, dentro de las huestes oficiales que comandaba”.
La hipótesis de Oyarbide es que Macri decidió sumarse a una estructura que ya existía: la que habían montado Palacios y James con los policías y jueces misioneros que ordenaban las escuchas. Según Oyarbide, el jefe de Gobierno se acercó a la banda después de “lograda la intervención telefónica de su cuñado”, Néstor Leonardo, y “montó” dentro de la administración a su cargo “la empresa afincada fuera del amparo de la ley”.
Aunque lo calificó como uno de los miembros de la asociación -y no el jefe-, Oyarbide dijo que, según las pruebas reunidas, Macri “aparece como su responsable”.
La asociación ilícita no fue el único delito que el juez le imputó: también lo consideró coautor de las escuchas de su cuñado y de Sergio Burstein, familiar de una víctima de la AMIA y acérrimo opositor a Palacios. “Sólo una persona -Mauricio Macri- podría estar interesada en tener acceso a las conversaciones de Néstor Leonardo y, a la vez, tener un nivel de injerencia, propio de su función pública, que permita llevar a cabo la contratación de James”, afirmó el juez.
James fue designado asesor del Ministerio de Educación, entonces a cargo de Mariano Narodowski -procesado como “encubridor”-, y fue quien retiró de la SIDE los casetes con las escuchas de Leonardo. Nueve de las 14 veces que lo hizo, antenas telefónicas lo encontraron minutos después en la zona donde vivía Macri, en Palermo, advirtió el juez.
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